Tengo más vidas que un gato, me muero y siempre me mato.

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Su herida golpead de vez en cuando,
no dejadla jamás que cicatrice. 
Que arroje sangre fresca a su dolor
y eterno viva en su raíz el llanto.

Y si se arranca a volar, gritadle a voces
su culpa: ¡que recuerde!

Si en su palabra crecen flores nuevamente,
arrojad pellas de barro oscuro al rostro,
pisad su savia roja.

Talad, talad, que no descuelle el corazón
de música oprimida.

[...]

Tú, arranca;
yo oigo gritar a las flores.
Allá tú con tu conciencia, 
yo soy cada día más malo,
estoy perdiendo la paciencia...

-Fragmento de Te juzgarán sólo por tus errores (yo no), por Extremoduro.


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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