"Una luz a lo lejos alumbra una figura,
algo parecida a la gloria pero, pero
solo era el camión
de la basura,
haciendo su ruta.
[...] 

Y aquí se está cayendo el cielo y no tengo a dónde ir
Me duermo en cada esquina, están hechas para mí,
Ahora no te reconozco, no me acuerdo, no sé;
Lo siento, no puedo recordarlo todo..."

-Fragmento de "Tan Solo", por Estopa.

Ojalá algo menos complicada y algo más ciega.
Pero he acariciado amor con los dedos,
he sentido el palpitar de la felicidad estridente y su locura y no;
no puedo olvidarlo.
Si no consigo acallar mi consciencia al menos dejadme taparme los oídos.
Dejadme seguir tropezando entre excusas, 
con la esperanza de salvarle del más mínimo arañazo.
Faltan señales que avisen del riesgo de desprendimiento emocional que escondo.
Será que no entiendo que me quiera, ni al que me quiere,
ni cómo quererme,
ni al que cree buscar en mis ojos lo que solo yo sé que no encontrará.
Mis pesadillas susurran que estoy teniendo demasiada suerte...
Di, ¿no ves o no me ves?



De vez en cuando se me suben las dudas.

Es costumbre
en mi rutina del ser parcialmente impecable
-siempre rompiéndolo todo un poco-
el tropezar por esa cuerda floja infinita que me sostiene de caer en lo amoral mientras
a duras penas sobrevivo por la línea de lo brevemente despreciable.

Me preguntan si amo y parpadeo.
Unas veces un mundo; otras polvo,
pero cambiaría mi vida por un minuto más entre sus brazos.

Se burlan, y me la pela,
yo no tengo envidia de los que sostienen la mirada
porque no han conocido otra cosa,
ni de los que apodan libertad a la soledad
y esto último va por mí.

Me dejo una pequeña nota de amenaza,
como rompa su sonrisa, me mato, quedo avisada.


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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