Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca. 

[...]



Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. 

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 



Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
-Neruda.



Rozando el sarcasmo con la punta de los dedos, el hecho de que ahora eche de menos a quien siempre eché de más, y casi resulta humillante ver que, posiblemente, sólo sea por el hecho de saber que es aún más imposible volver a sentir sus pasos en mi alma que en mi presencia.
Extraño esos kilos de más que en realidad no te sentaban mal, esa sonrisa a medio camino entre lo tímida y lo nerviosa que tartamudeaba al responderme y se quedaba sin que decirme. El chico de las poesías, el chico de las fotos, el chico que hizo por mí el mayor gesto de amor que nunca nadie hizo ni posiblemente hará por mí. Y soy yo la tonta, porque bien sé que ese utópico chaval que no supe ver se hundió en un pozo de inseguridades que le camuflaron en una capa de superficialidad, y falsa chulería. Pero peor fue mi error al no darme cuenta de lo que tenía.
Posiblemente él no llegue a entender el porqué. El porqué de ahora, justo el momento en el que las limitaciones de las naciones, los océanos y los kilómetros (¿o quizá sería más apropiado hablar en millas?) le separan de mí. Sea así por el simple motivo de que, ni aunque se encontrara a 3 cm de mi aliento sería capaz de recuperar esa conmoción que se producía en su interior cada vez que pasaba yo. Porque la distancia nunca separará los cuerpos más que lo etéreo, y tal vez aunque incoloro e inodoro, no es insípido ni se borra, y permanece. Y os juro me desprecia, y os prometo que le detesto. Pero si ya soy caprichosa, aun más lo es el destino.

Continuará...(?)


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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