Hay momentos, ráfagas fugaces, que nos pasan por delante sin que lleguemos a ser conscientes de ello. Hay momentos que duran hasta días. Y si es por saber, sé de momentos que han durado años, décadas, vidas... Pero el tiempo es temporal, y cómo ya alguien dijo hace mucho atrás "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Hay momentos en los que te invade una sensación infinita de bienestar, de alegría, e incluso parece que esa sonrisa que habías perdido de vista estaba empezando a pagar el alquiler de tu boca (porque venía para quedarse). Y aunque pueda costar reconocerle la cara porque rara vez se deja ver; durante ciertos momentos, eres feliz. 

Hay personas que te sorprenden, de esas que te encuentras por casualidad una tarde en un café, o que se sientan a tu lado en un autobús. Hay personas con una chispa interior, con un brillo en la mirada. Que de un minuto para otro te hacen olvidar todos los problemas que has podido tener, o que tienes. Y es que la bondad que habita en ellas te hace que la pregunta sea "¿Cómo he vivido cuando no estabas tú?" en vez de "¿Qué será de mi cuando tú no estés?", porque no quieres aceptar que algún día todo acabará, que al fin de al cabo sólo son eso, instantes, situaciones, circunstacias... 

Hay personas y momentos -ráfagas fugaces- que son la esencia de vivir; y a las que deberíamos agradecer su existencia día a día, hasta que se acabe el momento, o hasta que se acabe nuestra vida.

(Al fin de al cabo, son lo mismo.)


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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