A veces, cuando las circunstancias y la promesa de un futuro incierto me abruman, me hago pequeñita. Como decirte... Es como si un mar apareciera para envolverme con sus olas de autoprotección; pero no deja de ser agua, débil y vulnerable.

Me hago pequeñita porque me alejo flotando del mundo
y de su desorden
y de su caos
y de su confusión
y de su desconcierto
y de su enredo.

A veces, cuando no me doy cuenta, me he hundido. Siempre sigo a ese pez de colores que nada hacia lo profundo cuando me engaña con enseñarme la puerta al País de las Maravillas. Me convence -o me convenzo- de que es todo más fácil si sigues a la corriente y te dejas llevar; de que las mareas a cada momento golpean con más fuerza y yo a cada instante me encuentro más cansada.
Como decirte... Es como si un enorme iceberg colisionara contra mí, pero Leonardo di Caprio ya se hubiese ahogado hace tiempo.

Aunque ya no me hago pequeñita, ni Titanic, ni pez de colores, ni busco una puerta, ni me alejo flotando, ni me arropo entre el oleaje. ¿Será que tú, tan salvavidas, tan isla desierta, eres la esperanza de Tom Hanks siendo Robinson Crusoe...?




Con los años, aprendes a ver a las personas más allá de lo que te quieren dejar ver, de la imagen, del personaje... Así te das cuenta de que lo que "oro parece" en realidad es solo una puta fruta podrida más. Y que aunque no se use como refrán, también hay mucho cordero con piel de lobo.

No se como tuve la suerte de reencontrarte. De aprender a quitarte la piel mientras me quitabas la mía. Ahora es solo una porque la compartimos, nosotros estamos los dos debajo, como quién se refugia de la lluvia. Qué más da que me vean como un lobo, una zorra, o el jodido animal que quieran que sé que tu estarás ahí, debajo de la piel, viéndome.

No hay sensación mas bonita en el mundo que sentir que dos almas se encuentran, como si siempre hubiesen estado predestinadas. Tuvo que ser nuestra historia de caos y ceniza para que tú puedas ser la libertad de mis alas de fénix. Regalándome la luz cada día con tu cercanía en la ausencia.


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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