Parpadeo.

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De vez en cuando se me suben las dudas.

Es costumbre
en mi rutina del ser parcialmente impecable
-siempre rompiéndolo todo un poco-
el tropezar por esa cuerda floja infinita que me sostiene de caer en lo amoral mientras
a duras penas sobrevivo por la línea de lo brevemente despreciable.

Me preguntan si amo y parpadeo.
Unas veces un mundo; otras polvo,
pero cambiaría mi vida por un minuto más entre sus brazos.

Se burlan, y me la pela,
yo no tengo envidia de los que sostienen la mirada
porque no han conocido otra cosa,
ni de los que apodan libertad a la soledad
y esto último va por mí.

Me dejo una pequeña nota de amenaza,
como rompa su sonrisa, me mato, quedo avisada.


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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