(M)adrid, (M)ilán.

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Sin avisar.
Llegaste, apareciste, y sentíamos flotar
Un mar de aroma en el Caribe.

Lo llamaste sueño.
Y fue al aproximarnos para acariciar
La realidad, que confirmamos
En cada caricia que tu piel escribe.

En cada beso,
En cada metro,
En cada palabra que abre camino.
En cada barrera,
En cada frontera;
Derrumbada, como burla del destino.

Cuántos recuerdos desconocidos.
Cuántas variables que no alcanzamos,
Y cuántas tristezas por lo no sufrido.

Pero lo llamaste sueño,
Y los sueños son eso:
La máxima ilusión y fantasía,
Acompañada con la repentina caída
Del brusco golpe de la verdad.

Cae también el romanticismo
De descubrir tus cicatrices más belllas,
Los secretos que aún no conozco de tu cuerpo,
Y caen las miradas futuras,
(De ellas no tengo nada que explicar).

No sé,
yo te adoro cuando me abrigas,
Cuando desnudas mi esencia y
Despiertas a mi sonrisa.
Si cantas a mi seguridad con
la pasión que guía toda tu vida.

Y tú, tú...
Tú eres el vorrei
que alimenta la magia y las bocas.








Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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