María Magdalena- Caravaggio.

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Como en un tren,
a veces la velocidad me tapa los oídos. 
Cuento los días en "Días que quedan para", ajena.
Bailo al ritmo que me marcan, porque así he vivido;
Y es tan rápido que el corazón se desenfrena.

Tengo las manos tan llenas de ojalás
que se me desbordan los futuros,
Y a veces me siento una prostituta de sus pautas,
Y a veces no pienso en si lo que tengo delante
es una puerta o es un muro.

Por suerte para mí siempre queda mi ventana fría,
Cuando todo a mi alrededor duerme 
y las estrellas son mi manta.
Aquellos árboles del fondo son mi única casa.
Suena Jimi Hendrix y recuerdo a Benedetti,
Con ese verso que tanto me gusta
que habla de nostalgias.

Tengo la férrea voluntad de no aferrarme a nada,
de olvidar algún que otro principio 
y desterrar todos los finales.
De medir el peso de las cargas, las culpas, las inseguridades,
Porque necesito perdonarme por todas las veces
Que decidiré rendirme al vértigo y a sus precipicios.

Sé que me equivocaré, es la única premisa
-promesa de desequilibrio-
Que olvidaré mi nombre por alguna que otra sonrisa.

Pero no hay nada mejor para el cuero
Que las cicatrices y sus vestigios.


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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