(Para cuando viva en Madrid)

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Si brilla el sol, los reflejos bailan hasta el ocaso, de un lado a otro.
Será primavera.
En el aire se prometen las golondrinas, que me invitan a jugar a la libertad con ellas.
El horizonte se arropa en un círculo primitivo y destierra la sociedad y su rastro. 
Si brilla el sol, es de un azul libre de dudas
tan poco melancólico que provoca envidia en las paletas (porque rompe el color frío). 
Veo a las briznas, a las hojas humildes, ondeando la bandera de la pureza. No saben que son el último legado de revolución salvaje en un mundo encajonado. Cantan los himnos de viento, cantan corrientes. Es el sonido de lo irrepetible desafiando al ideal del progreso, que todo lo para, que todo lo guarda, que todo lo quiere. E incluso si brillan las nubes, se filtrará la luz de la vida.

Nuestra ciencia rechazó que fuera humana. Porque nadie es tan valiente como para llorar tormentas sin escondite, a la vista de todos los ojos. Porque a veces es anciana, en cada noche y cada árbol invernal; pero renace y su niñez vuelve. Nuestra ciencia jamás pensó que nosotros pudiésemos alcanzar tal humanidad.

Por eso creo, que si Van Gogh pretendía pintar en la naturaleza lo que sentía,
es porque aún no sabia sentir lo que la naturaleza pintaba.








Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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