Quizá una de mis mayores virtudes sea saber diferenciar.
Podríamos definirlo como un don incluso...
No siempre acierto, y soy la primera que ha hallado las consecuencias,
pero nunca he sufrido por quien no me amaba.
Sí, tengo esa suerte, de saber apartar lo que quiero, de lo que necesito.
No te confundas, no soy desagradable ni desconfiada,
es más, últimamente, soy exageradamente ingenua con todo el mundo.
Pero cuando alguien me hiere, cuando alguien me demuestra no ser lo que creí,
oh... Entonces es cuando archivo el sentimiento que tenía hacia esa persona,
y se queda en la caja de "Decepciones", junto a todos los demás.
Pero no sufro, porque aprendí a diferenciar a las personas,
a diferenciar lo que quiero de lo que necesito,
a diferenciar quien es fachada y sonrisas falsas,
de quien te entregara su amor desde la primera mirada
y quizá sea mi mayor virtud.
¿Cómo? Es sencillo:
Hacerle caso a la razón, y no al corazón.
