Los nuncas siempre mienten.

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- Es el último, este sí. -dijo ella.
Y le dio una intensa calada, sabiendo que esa iba a ser la última. Entro a casa, encendio el equipo de música y puso esa vieja canción que tanto le gustaba. A los 5 minutos, se había marchado de allí. Salió con un portazo, y dejo la música puesta; también las luces encendidas. Bajo por las escaleras, porque le gustaba la forma que tenian. Fue pasando la mano por la barandilla, recordando que de pequeña siempre le dijeron que no la tocara, que estaba sucia. La luz de la ventana le daba en su piel, que estaba más pálida y delgada que nunca.

Pero asi fue, salió a la calle. Daba una vuelta alrededor de cada farola que encontraba, y se detenia cinco minutos en cada tienda de juguetes que veia; como había hecho siempre. Pensó que tal vez el concierto para ir a ver a ese tal violinista pudiera estar bien. Encontró otra tienda, con un toldo de colores y un letrero grande en el cirtal, donde ponía  "magasin de jouets" con letras antiguas. Esa vez, le gusto la muñeca del escaparate . Esa que era pecosa, rubia y de ojos azules. En otro tiempo la hubiera comprado, para darsela a su hija... Y ahora no podía.
Entonces se paralizó, una lágrima cayo por sus mejillas... Y empezó a correr. Y no se detuvo en ningun escaparate. Tampoco dio una vuelta alrededor de las farolas. Esta vez, no subió por las escaleras. No dejó que la canción de su piso siguiera sonando, y rompió el disco. Y para finalizar, lo que alcanzaron sus pálidas manos esta vez no fue una cigarro, esta vez sino una pastilla. Y depués, otra. Y otra. Cogió todas.
Las retuvo en su blanquecina mano. Pensó en que la vida seguía teniendo sentido, que el arcoiris sale después de la lluvia, y que a pesar de todo, el sol siempre sale en la preciosa ciudad de París. Pero fue una voz de su mente la que chillo "MIENTES". Era una lucha contra su propio ser. Y es que ella no vivía en Paris. Y "Somewhere over the rainbow" nunca le había gustado.Amelie fue al cuarto que antes estaba lleno de muñecas, aquel que en su día estuvo desordenado y pintado de rosa. Aquel que había contenido tantas sonrisas infantiles.
Pero.. ¿ahora?

Ahora nada.
Fue entonces el cambio más grande, cuando Amelie dió un paso entre la vida y la muerte; aunque ella juró no ver ninguna luz al final de un tunel. Tal vez porque la claridad de su piel la eclipsaba..Pero por lo menos, alli está, al lado de su pequeña colecionista de muñecas. Y seguro que ambas están sonriendo.


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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