En el colegio siempre le decian lo mismo; bicho raro, bicho raro,
Gorda, fea, rara, gafotas, pecosa... Llego a pensar que ese era su nombre.
En el patio del recreo nadie se le acercaba ,y se sentía sola.
La sociedad estaba acabando con LG, aunque era aun muy pequeña para entenderlo aún. Su mamá siempre salía tan guapa de casa, tan maquillada... LG también quería ser guapa.A escondidas, se miraba en el espejo, y decidía todo lo que cambiaría de su cara cuando fuera mayor.
Por suerte, todas las princesas (pero las princesas verdaderas, no esas de corona) tienen un príncipe que las salva, y este príncipe era tan especial como LG. De pelo blanco, orejas caídas y sonrisa sabia. Él insistía en que le llamara Grandpa.
Sin duda, su mejor amigo. Él siempre era amable con ella, y aunque a veces se cansaba, sus ojos azules la seguían mirando, con esa mirada que solo su príncipe tenía. No sabía como su Grandpa podía jugar con ella aunque fuera solo a través de su sonrisa. No era como el resto de los mayores...
Pero LG seguía volviendo triste del colegio, con sus pensamientos como amigos, sin entender porque los otros niños no querian acercarse a ella, hasta que ...
Hasta que el príncipe la salvo.
