Sé que estás lejos de casa.
Sé que el cielo está nublado y no se alcanza a ver el puerto
que guiaba tu mirada.
Sé que hay monstruos fuera.
Sé que la guerra es dificil y que usas
mi recuerdo como arma.
Pero es el cielo y no un monstruo
el que nubla la batalla.
Y si se torna gris y espeso yo no puedo hacer nada
ulises
yo no puedo hacer nada.
No puedo pedirte que esperes al sol y esa es mi condena.
No sé dónde amanecerás cuando mi cielo amanezca.
Quizás ya muy lejos, luchando en otras tierras.
Quizá te olvides de Ítaca y de la que juraste tu bandera.
Yo no puedo pedirte que te quedes
hasta que pase la tormenta.
Ahora bien,
yo seguiré aquí.
Como lo estuve cuando zarpaste y prometiste no volver
yo seguiré aquí.
Como lo estuve cuando no me amaste
y lo prometiste no hacer,
yo seguiré aquí.
No elegí a Ítaca como patria
pero la encontré en tu sentir.
Y no es mi decisión abandonarla
sino mi suerte acompañarla.
Entiende, que yo no puedo elegir escapar
si mis pies nacen donde pisan los tuyos.
Navega libre amor y si quieres busca otros cielos mañana
yo hace tiempo decidí que mis raíces quedaran
aquí sepultadas.
Y si tú me apartas mi alma va a acompañarte
simplemente,
porque así lo prometió.
"El Reloj no anda hacia atrás, ni siquiera se nos permite la pausa
tic tac tic tac
en la tormenta el tiempo es una broma macabra [...].
Suenan las campanas anunciando ya mi hora,
corpóreo y sepulto parece que llora.
Lágrimas recientes en mi piel inerte, el grito de mis ojos
por no poder volver a verte.
Yo te amaré hasta en el más allá, allí te esperaré con mi chilaba blanca.
Si no me perdonas no descanso en paz,
yo siempre estuve enamorada de tu alma.
Soy la encargada de tu felicidad,
pongo toda mi bondad en la balanza, pero no alcanza...".
William Turner. |