Nigel Van Wieck

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Tus manos no tienen la culpa
De que tu cabeza se portara tan mal.
Quizá por eso las extraño a ellas más que a ti.
Tu piel no me dejó despedirme,
Ay la última vez que la toque
estaba envuelta entre capas,
Entre lágrimas que olvidaste de nuevo.

No te equivocabas en que hay besos sin boca.
El cariño que te tengo lo gritan todos mis poros
Mientras mis oídos pitan de incoherencia y así, 
otra vez más
quedarme sin saber cómo decirte que te extraño.
Que yo también me equivoco.
Que yo también me presiono.
Y que me arrepiento (aunque no debo) de todo.

De las mil maneras que podría haber actuado,
De poder haberte dejado en esa estación,
Desolado,
Y  no cruzarnos de vuelta.

Pero me enorgullezco de no esconder que lloro
Porque no me enamoré de ti
Sino de tu sombra.
Y eso es lo que más añoro.


Alexia Gómez. Con la tecnología de Blogger.
 
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